¿Recuerdas el balcón donde tomábamos el té?
Pues sí, voy a pintar las paredes de tu color favorito. En el suelo, entre los geranios que nos regaló tu hermana, colocaré figuras de los siete enanitos y les pintaré lágrimas con pintura de purpurina. Luego vaciaré un frasco de tu perfume sobre la alfombra del mandala, y con tu lápiz de labios pintaré un letrero que diga: Rincón de tu ausencia.
Cada mañana al despertar, me abrazaré al hueco que has dejado en la cama y lloraré en compañía de los enanos. Lo haré hasta que no me queden lágrimas que derramar. Y solo entonces, y no antes, te olvidaré para siempre y volveré a ser feliz.
FIN
GRR_